martes, 9 de noviembre de 2010

XII(3) a XIII(5)

XII(3)


Poco dura la alegría…

-Un cada vez más importante número de los 15.000 taxis que a la sazón operaban en MADRID, llevaban instalado un dispositivo que les permitía consumir, alternativamente gasolina o gas NOBUTA que resultaba más económico y que se abastecían en unas determinadas gasolineras estratégicamente situadas en la ciudad, a las que se les suministraban las botellas principalmente DIBSACO y LAGASVIL porque se encontraban dentro del correspondiente sector de cada una.
-LAGASVIL era, a la vez, propietaria de una E.S. mientras que DIBSACO servía el gas envasado contra una pequeña comisión que cedían a unas gasolineras para compensar el coste del personal que se las proporcionaba a los usuarios- taxistas, hasta que, al no alcanzar un acuerdo para incrementar las percepciones se negaron a continuar colaborando, creando un conflicto de tal envergadura que obligó a intervenir a la Cedente nacional.
-El resto de las Distribuidoras suministraban a los usuarios un número insignificante de botellas en sus propios almacenes por lo que, en principio, el problema no les afectaba especialmente y no les generaba una preocupación alarmante.
-La nacional NOBUTA convocó a las 13 Distribuidoras a una reunión urgente para que colegiadamente resolvieran un problema que se solucionaba simplemente aumentando la comisión a percibir en cada botella, lo que les permitiría, sin sufrir quebranto alguno, aumentar a su vez la de las EE.SS. pero se negó rotundamente al tiempo que, a modo de ultimátum, señaló un plazo muy corto para llegar a una solución, amenazando, de paso, con entregar la concesión del gas de automoción a las gasolineras que se lo solicitaran, en uso indiscutible de la capacidad de decisión que poseía.
-Los representantes de las Distribuidoras se citaron para llevar a una reunión, al día siguiente, las soluciones que impidieran que aquel segmento del negocio que parecía moverse in crescendo pudiera ser comercializado por unas Firmas que destruirían el carácter de exclusividad de facto que venían disfrutando en la comercialización del gas envasado y a granel.
-DIBSACO Y LAGASVIL, que previamente se habían puesto de acuerdo, propusieron la solución más ventajosa para ellas, que consistía en volver al método anterior al acuerdo con las EE.SS. de modo que los taxis se abastecieran preferentemente en los almacenes de las Distribuidoras, lo que suponía la consagración de un privilegio que, si bien se daba porque los respectivos depósitos estaban mejor situados para el suministro a los consumidores que el resto, el conjunto no obtendría ninguna ventaja adicional porque la inmensa mayor parte de las ventas correrían a cargo de estas dos empresas.
-La primera porque, como dejamos dicho, su almacén estaba céntricamente ubicado, y la segunda porque al poseer una gasolinera no sufriría, prácticamente, ninguna alteración en su negocio.
-Así, salvo aquellas cuyos almacenes se encontraban en los pueblos o en los barrios periféricos y que conseguían vender un 15 % del total, las demás no superaban el 5 % de los suministros, lo que parecía condenar al fracaso cualquier intento de acuerdo que satisficiera al conjunto y que pudiera contar con el beneplácito de la NACIONAL.
-EmeA, al que decían “el nuevo”, y que precisamente por esta condición se encontraba libre de compromisos y ataduras anteriores, y porque llevaba “los deberes hechos”, propuso que el producto se comercializara como si de una única Distribuidora se tratara, participando, mancomunadamente en la financiación de la compra total del gas para, linealmente, repartirse el margen comercial entre todas, partiendo de una fórmula similar a la ley de repartos proporcionales, a la inversa.
-Cada Empresa asociada, por las ventas efectuadas en su respectivo almacén (o, como en el caso de LAGASVIL en su E.S.), percibiría el 80 % de la comisión asignada al producto y el 20 % restante tendría que ingresarlo en la cuenta común para ser repartido posteriormente entre los 13 “socios”.
-Al exponerlo, aunque ya contaba con ello, se encontró con la oposición de los dos “grandes” lo que no le amilanó porque sabía la fuerza que tenían los once restantes, sin cuya anuencia ninguna propuesta podría prosperar, consiguiendo que se aprobara su moción por unanimidad, después de un largo y tortuoso debate, evitando así que el género se comercializara como concesión de la NACIONAL en las Estaciones de Servicio.
-Facilitó a cada representante una copia de un documento con las operaciones propuestas efectuadas que contemplaba la situación del mercado fidedignamente y que se movía en los siguientes parámetros y cifras: “Llevaban instalado el dispositivo para utilizar alternativamente gas 8.000 taxis; consumían unas 240.000 botellas al año; la NACIONAL les cedía, en concepto de comisión 35 pesetas en botella, lo que suponía una factura de 8.400.000 pesetas al año”.
-DIBSACO Y LAGASVIL comercializaban, en proporciones muy parecidas, el 80 % de las botellas, mientras que entre las restantes ONCE Distribuidoras suministraban a los usuarios el 20 %.
-De este modo, cada una de las dos “grandes” vendía 96.000 botellas (192.000 en total) mientras que las demás, entre todas, vendían 48.000.
-La propuesta recogía que cada “asociada”, por cada venta, ingresara en su respectiva cuenta el 80 % de la comisión (28 pesetas), y el 20 % restante (7 pesetas), debería ingresarlo en una cuenta común para distribuirla linealmente al final de ejercicio.
-Operando con aquellos indiscutibles números, tanto DIBSACO como LAGASVIL ingresarían cada una anualmente, aplicando a las 96.000 botellas suministradas las 28 pesetas dichas, 2.688.000 pesetas; otra Distribuidora a la que se le calculaban unas ventas de 4.400 botellas, 123.000 pesetas, y cada una de las DIEZ Empresas restantes , por las 4.360 botellas que suministrarían, ingresaría 122.080 pesetas.
-El importe total correspondiente al 20 % de la comisión cedida por la NACIONAL que ascendía a 1.680.000 pesetas se repartiría, como dijimos, linealmente entre las TRECE Distribuidoras de forma que, a cada una, le corresponderían 129.230 pesetas que añadiría a los números anteriores.
-Así, DIBSACO y LAGASVIL verían incrementadas las 2.688.000 pesetas en 129.230 haciendo 2.817.230 pesetas que divididas entre las 96.000 botellas suministradas suponían 29,35 pesetas de comisión por botella.
-Las ONCE Distribuidoras restantes, manipulando unas 4.400 botellas cada una, percibirían una comisión cercana a las 60 pesetas (59,60) en botella, cifra que no podían ni siquiera imaginar.
-El representante de DIBSACO, algo menos reflexivo que el de LAGASVIL (que, dicho sea de paso, había sido Comisario de Policía), intentó oponerse manifestando que esto último era un disparate, momento que EmeA aprovechó (lo estaba esperando) para “recordarle” que la comisión final que percibirían las dos “grandes” era de casi 30 pesetas unidad, cuando, con el pacto con las gasolineras, sólo percibían 10 pesetas ya que, como en el caso del gas doméstico, cedían 25 pesetas y tenían los mismos gastos generales y de transporte en uno y otro caso.
-Lógicamente, el representante de LAGASVIL no compartía el criterio del otro “grande”, aunque se calló para ver en qué dirección discurrían las cosas, porque la inmensa mayor parte de las ventas las efectuaba en su propia gasolinera y por ello se adjudicaba el total de la comisión cedida por la NACIONAL.
-Además, los gastos no se verían incrementados en ningún caso pues, suministrar botellas a los particulares o a los taxistas que acudían a los almacenes no alteraba los costes salariales que, en el peor de los casos, se verían incrementados con las propinas, concepto que, como en el caso de la hostelería, tienen siempre en cuenta a la hora de establecer las condiciones de trabajo.
-Con el visto bueno de la Concedente NACIONAL comenzó a desarrollarse la actividad a título de prueba con el compromiso colateral de que, si funcionaba positivamente, se constituiría una Sociedad mercantil formada por las 13 Distribuidoras para lo que, cada representante, debería convocar a su respectivo Consejo de Administración para aceptar la propuesta, obligándose a presentar el proyecto a la NACIONAL para que autorizara el nacimiento formal de la nueva Empresa que tendría que afrontar, a medio plazo, la transformación del sistema de suministro de gas embotellado de automoción por depósitos de granel incorporados a los vehículos, cuando la Sociedad emergente contara con los puntos de abastecimiento similares al sistema italiano que, en principio, se tomó como modelo.
-Dado que los movimientos de botellas resultaban inocultables, así como la comisión cedida, además de contar con la confianza del grupo, se encomendó el control, durante el período de ensayo para el que no se fijó plazo perentorio a DIBSACO, cuyo representante se brindó a realizar el borrador del documento de constitución de la Empresa que nacía con el nombre de UTOSAGASA y a documentar los movimientos sin cargo alguno ya que, tanto la administración como la contabilidad propias no deberían experimentar cambios, variaciones o adaptaciones notables, y ello porque, el “padre de la criatura”, EmeA, declinó hacerse cargo, argumentando que lo propio sería, puesto que la idea había sido suya, que el control, en evitación de suspicacias o susceptibilidades, corriera a cargo de otro “asociado”.
-En la medida en que quiso darse por enterado, JotaErre conoció el proyecto y el consiguiente desarrollo sin que, como era natural, tuviera nada que objetar pero, coincidiendo con los primeros “pasitos de la nueva criatura”, más o menos, fue haciéndose más frecuente su presencia en la oficina de EDIBUCRA, donde comenzó un flirteo con SAELI, la Secretaria, que deslumbrada porque el “gran Jefe” exteriorizara interés por ella, mostraba síntomas de estar perdiendo los papeles dentro y fuera del trabajo, ya que su relación pronto trascendió aquel ámbito.
-Cuando cierta mañana como de costumbre, EmeA llegó a la oficina, SAELI le había habilitado una mesa auxiliar y una silla en el despacho de Dirección, porque el sillón y la mesa principal estaban “reservados” para el Director-Gerente con quien empezó a despachar con una sospechosa frecuencia, máxime si se tiene en cuenta que JotaErre no tenía ni idea de la marcha de la Distribuidora y, prácticamente, el tiempo que pasaba en la oficina lo ocupaba en hacer llamadas telefónicas con cargo a gastos generales, y a entretener a una empleada dictándole cartas y artículos “políticos” que ésta recogía en taquigrafía y que luego mecanografiaba y enviaba a los correspondientes destinos.
-Por acuerdo con la Sociedad propietaria y a título de complemento de la garantía, no sólo había que enviar los soportes documentales a la Gestoría Administrativa en la que se confeccionaba la contabilidad legal y la otra, es decir la contabilidad contradictoria, sino que, para efectuar cualquier pago o para retirar fondos de la cuenta, se requería, junto con la firma indistinta del Gerente o del Adjunto a la Gerencia, la de la Secretaria que, desde que el primero iba casi a diario por la oficina, ya no le pasaba cheques a la firma a EmeA quien, lógicamente, reparó en que tampoco lo hacía cuando no estaba JotaErre, porque como le respondió SAELI, “le dejaba firmados varios talones en blanco por si los necesitaba en su ausencia”.
-Finalizando el período “bajo”, sobre el mes de Septiembre, cuando los ingresos netos por ventas se situaban en menos del 10 % de los gastos fijos; teniendo en cuenta, además que, como era habitual, no podían dejar de transferirse las 383.333 pesetas de la cuota mensual a cuenta de beneficios a la Sociedad propietaria, cuando EmeA llega a la oficina (aquella mañana tuvo que ir antes a resolver determinado asunto corriente al almacén), le comunica la Secretaria que el Director de la sucursal del Banco de TANDERSAN en la que EDICBUCRA tiene abierta la cuenta en que se efectúan los ingresos y los gastos de la explotación, (a la que como quedó dicho, sólo tienen acceso JotaErre o Emea con SAELI), necesita verlo urgentemente porque “no hay fondos para atender las obligaciones ordinarias”, empezando por la transferencia a NOBUTA.
-Tremendamente sorprendido y consternado regresa a la oficina y pide el dato contable referido a la cuenta bancaria, donde los números arrojan un saldo de casi cuatro millones de pesetas, aunque no pueden constatarlo porque los extractos “se enviaron oportunamente” a la Gestoría Administrativa y los que le había facilitado el Banco a EmeA no se concilian en absoluto con los asientos contables, razón por la que intenta contactar telefónicamente con su socio que no atiende la llamada.
-Se desplaza a su domicilio y por el portero de la finca se entera de que “el señor había salido de viaje dos días antes”, regresando seguidamente a la oficina desde donde envió diversos mensajes a las direcciones conocidas para que urgentemente se pusiera en contacto con él, lo que sucedió en la mañana del día siguiente, contestándole, después de conocer las causas de la urgencia que se desprendían de que, como se podía comprobar en los extractos bancarios, aparecían cargos efectuados por orden suya, que no correspondían a los movimientos ordinarios del negocio, que “hablaría inmediatamente con el Director para que atendiera los cargos pendientes hasta su regreso el lunes siguiente con la solución del problema”.
-Efectivamente, puesto al habla con el bancario, un par de horas más tarde, le confirmó que había sostenido una conversación con JotaErre y que hasta el lunes acordado ordenaría que se atendieran los cargos pendientes dado que, a pesar de las muchas y variadas vicisitudes por las que había atravesado la administración de EfeAHache en EDIBUCRA no se había dado una situación semejante y “no quisiera que pudiera darse un conflicto entre la Distribuidora y el Banco, cuyo Presidente y principal accionista, el Sr. TINBO, era amigo personal y paisano del ex-Gobernador”.
-Regresó JotaErre portando letras de cambio por cuantía suficiente para cubrir el saldo negativo y colocarlo en los niveles que se desprendían de la contabilidad “real”, pero el Director, que captó que aquellos instrumentos olían a lo que se conoce en el argot como “letras pelota”, las rechazó en presencia de Emea, concediéndoles un nuevo plazo de 48 horas para aportar las facturas “certificadas” que supuestamente ampararían aquellas cantidades, sin lo cual no las abonaría en cuenta.
-Como no existían las empresas que intercambiaran operaciones con JotaErre para facilitarle los documentos exigidos, y las letras eran más falsas que el dinero que manejaba un tío suyo después de la Guerra, el Banco empezó a devolver cargos, entre ellos los que correspondían a los suministros de NOBUTA, con lo que se estaba poniendo en riesgo nada menos que la concesión a la Distribuidora que en su historia, jamás por causa alguna se había visto en situación semejante.

…en la casa del pobre.

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XII(4)

De casta le viene…

-JotaErre tenía un tío, al que aludimos antes que, sobre los años 30 , antes incluso de la Revolución de Asturias de 1934, trabajaba? en las oficinas de Correos de Madrid, donde, por apropiarse del dinero y otros valores que circulaban imprudentemente en los sobres del correo ordinario, fue expedientado, querellado y condenado a varios años de prisión en cuya situación, como delincuente común que era, pasó el período de la Guerra Civil hasta que, con la toma de Madrid por las tropas levantiscas a las órdenes del General Varela que, además, supuso el definitivo abandono precipitado de los funcionarios de prisiones y la masiva excarcelación de los presos “políticos” y de rebote los “comunes”, se vio en libertad confundido en medio de aquel imaginable maremágnum.
-Hombre hábil donde los hubiera, se las arregló para sumarse a los “ex-cautivos” y, por tal condición, recuperó el empleo en el departamento de Correos donde permaneció algunos años, hasta que identificado y denunciado por una de sus muchas víctimas, fue expulsado del Ente postal y devuelto a la prisión de la que salió un lustro después, una vez cumplida la totalidad de la pena pendiente más la complementaria, coincidiendo con aquella gigantesca crisis derivada del “bloqueo” al que fue sometida España al finalizar la Segunda Guerra Mundial, uno de cuyos efectos era la proliferación de bribones y estraperlistas.
-Se encontraba sentado en compañía de un amigo en un banco del Parque del Retiro de Madrid, tomando el sol y compartiendo el asiento con un anciano desconocido, cuando se acercó un sujeto que portaba un envoltorio de papeles de periódico que ocultaba una lata de cinco litros de “aceite de oliva La Giralda”, que dijo estar dispuesto a “cedérsela” a cualquiera de ellos por “sólo” 500 pesetas.
-Inmediatamente fue aceptada la oferta por el “ex–funcionario” de Correos que le pidió que, disimuladamente, se la dejara en el suelo al lado del banco, para evitar que un sutilmente oculto inspector de abastos o cualquier otro Agente de la Autoridad pudiera denunciarlo por intervenir en el ilegal comercio y, cuando la abonó y el vendedor desapareció en la espesura del Parque, el accidental vecino del banco le dijo : ¡Pero hombre de Dios!, ¿no se da cuenta usted que estos piravanes le venden una lata de agua que sólo lleva un dedo de quién sabe qué clase de aceite en la superficie?, a lo que replicó levantándose : ¡Sí, es cierto, pero las 500 pesetas que me devolvió son buenas!, marchándose con su colega a continuación en la dirección opuesta a la tomada por el “comerciante” sin detenerse a comprobar lo que había realmente en el paquete que quedó disimulado donde lo había dejado el estraperlista.
…al galgo.

* * *

Antes se atrapa a un mentiroso…

-De regreso a la oficina EmeA, al que JotaErre le dijo que “se había visto impelido a disponer de recursos de la cuenta de la Distribuidora porque le había fallado el cobro de cantidades de otros negocios privados” (que por cierto, sólo existían en su imaginación y que su socio no se creyó en absoluto), pero que “aportaría los documentos demandados por el Director del Banco en el plazo exigido”.
-El primero le planteó un ultimátum por el cual, si no normalizaba la situación bancaria de modo inmediato, porque no había cumplido lo prometido, volaría seguidamente a Canarias donde, en una de las islas estaba destinado el socio Magistrado, para ponerlo al corriente de la situación, antes de que “la bomba les estallara en la cara”.
-El objeto de la visita suponía, en primer lugar, conseguir que el jurisconsulto avalara un crédito por el importe del descubierto y, a la vez, someterse a su magnanimidad para introducir las modificaciones adecuadas en el pacto de arrendamiento de la explotación para que hechos como aquél no pudieran volver a darse, aceptando, de antemano, que aquella irregularidad bien pudiera dar al traste con lo que, sin ser el mejor de los negocios posibles, suponía una saneada fuente de ingresos con los que se podía vivir con una cierta dignidad.
-Le suplicó que le permitiera exponerle la situación al amigo ErreErreA personalmente y habiendo obtenido el “placet ” y aceptado las condiciones impuestas, se desplazó en el primer vuelo disponible y, pocas horas más tarde, era el propio jurista quien telefoneaba a EmeA para decirle que se hallaba al corriente de la situación; que se pondría al habla a primera hora de la mañana siguiente con el Director de la Sucursal para que autorizara los cargos y los pagos necesarios hasta su regreso a la península unos días más tarde para formalizar los créditos que hiciera falta habilitar, y que había invitado a JotaErre a “pasar con él unas pequeñas vacaciones” para retornar juntos cuando sus superiores le otorgaran el permiso necesario para ausentarse del Juzgado.
-Firmar Pólizas de “crédito-puente” como las denominaba el ex- Gobernador, era algo a lo que estaban acostumbrados los socios propietarios de la Distribuidora y por eso no se alarmó lo más mínimo cuando JotaErre, torticera e interesadamente, le explicó el problema del descubierto, ocultándole la causa.
-Llegaron a Madrid y, a primera hora del día siguiente, ErreErreA se presentó en la oficina dirigiéndose en primer lugar a SAELI para que, en su condición de Secretaria, le trasladara su versión sobre lo que estaba ocurriendo y, porque no supo, o porque no quiso explicárselo, se dirigió a EmeA que se encontraba en el despacho de Dirección donde estaba esperando su llegada y la de su socio.
-Curiosamente, a través del teléfono de la Secretaria, éste les hizo saber que “le había surgido un problema grave” y que se excusaba por no poder acudir a la cita previamente acordada “hasta que resolviera tal asunto”-
-¡Intolerable!.
-Anunciado por la Secretaria accedió al despacho de EmeA y manifestando la preocupación que le estaba invadiendo, le preguntó qué era lo que realmente estaba sucediendo allí.
-Éste, disculpándose por el método a la “gallega” que iba a utilizar y de lo que ErreErreA decía saber mucho porque, en sus palabras, estaba casado con una “hija de María Pita”, le preguntó a su vez qué le había dicho JotaErre en Canarias, respondiendo que, le resultó un tanto extraño que éste se desplazara hasta allí sólo para decirle “que las ventas habían descendido imprevisiblemente y por ello precisarían el apoyo de un crédito-puente, hasta que llegara la temporada alta”.
-Dijo que hasta allí lo comprendía perfectamente pero que había partes bastante oscuras en la exposición que no podía entender y que le inquietaban, lo que evidenciaba que, o no sabía nada del desarrollo del negocio o que le había ocultado intencionadamente lo que estaba sucediendo.
-No había lugar para circunloquios y menos después del amilanado plantón de su socio, por lo que EmeA le informó de lo que sucedía realmente manifestándole que la apurada situación que estaban atravesando se debía a que JotaErre había descontado efectos particulares en la cuenta de la explotación, por un montante rayano a los cuatro millones de pesetas sin su conocimiento y por ello sin su consentimiento, que a su vencimiento no fueron atendidos por los supuestos librados.
-Que el Director de la Entidad, para aceptar el descuento de nuevos efectos sustitutorios le había exigido la presentación de las facturas autenticadas para lo que le otorgó dos plazos que no cumplió y, entretanto, ordenó cargar los importes en la cuenta que quedó en descubierto por lo que se encontraban devueltos algunos cargos de los suministros de NOBUTA, que aún no había reclamado, y algunos otros.
-Con auténtico y profundo dolor de corazón añadió que el viaje de JotaErre a Canarias no se había debido a un gesto suyo voluntario sino para evitar que quien viajara para informarle de lo que, a todas luces parecía aun acto de abuso de confianza hacia su socio en primer lugar y hacia la Sociedad propietaria del negocio, en segundo lugar, fuera él.
-Le había advertido, además, que, sin perjuicio de que normalizara la cuenta con los reintegros correspondientes; con su presencia o sin ella, se entrevistaría con él y le comunicaría la irregularidad, en la confianza de encontrar un método por el que se pudieran evitar a priori cualquier otra situación similar, poniendo a disposición suya el contrato de arrendamiento del negocio, si fuera menester, como señal de su buena disposición y como “penitencia” por el comportamiento de JotaErre.
-Naturalmente, la preocupación se acrecentaba porque no había fondos para atender la nómina de aquel mes. Explicó, con la contabilidad interna en la mano que, en condiciones normales, en los “meses bajos” los recursos estaban muy ajustados pero que, al igual que en el ejemplar ejercicio anterior, si no se hubieran detraído fondos de la cuenta, no había necesidad de allegar cantidad alguna para alcanzar holgadamente la “temporada alta”.


-Acordaron que, desde ese mismo momento, perdida la confianza por lo que calificaron de común acuerdo como un abuso por parte del amigo que había dispuesto de fondos como si se tratara de una cuenta privada y había ocultado maliciosamente la verdad, darían por suspendido el contrato de arrendamiento de la explotación y ErreErreA procedería seguidamente a resolver las necesidades dinerarias en el Banco, reservándose el método para habilitar a la persona o personas que a partir de ese mismo momento deberían administrar el negocio en tanto en cuanto se determinara el alcance exacto del “descubierto” de la cuenta bancaria.
-Le pidió a EmeA que, como confirmación de su buena fe le hiciera entrega en aquel mismo instante del ejemplar original de su contrato, prometiéndole que, si realizada la auditoría oficial que ordenaría efectuar sobre lo actuado en EDIBUCRA, no aparecía un solo apunte que denunciara haber dispuesto impropiamente de alguna cantidad, presentaría a la consideración del Consejo de la Sociedad propietaria una moción, con el compromiso de apoyarla, para renovarle el contrato de arrendamiento de la explotación.
-Contaba con el “aval” de su gestión y valoraba, además, muy positivamente, lo que calificó entonces como un acto de fidelidad y de valentía al poner al descubierto el abuso del amigo común, antes de que la cosa “pasara a mayores”.
-Al tiempo que daba instrucciones a la Secretaria para que localizara a JotaErre y acordaran una fecha urgente para entrevistarse con él y, entre otras cosas, reclamarle el ejemplar de su contrato, le indicó que se tomara un tiempo de “vacaciones” hasta conocer el resultado de la auditoría, durante el que, en su cuenta bancaria, le ingresarían puntualmente el importe del salario oficial declarado en las nóminas laborales, con los emolumentos legales que correspondieran.
-Para ponerla al corriente de lo acordado, requirieron la presencia de la Secretaria SAELI en el despacho de Dirección y enterada convenientemente, se dirigieron al Banco para resolver lo más adecuado al caso, mientras que EmeA, discretamente, recogía sus efectos personales y abandonaba la oficina con el convencimiento de que, aclarado por los auditores que él no tenía nada que temer porque no había retirado de la cuenta una sola peseta ilícitamente, sería reintegrado en sus funciones “oficialmente” gerenciales, revivificando en su persona el contrato de arrendamiento de la explotación en el que, por lo visto, no debería haber intervenido nunca JotaErre.
-No sólo no había retirado dinero ilícitamente sino que, en la cuenta estaba la mayor parte de los beneficios obtenidos en el ejercicio anterior y los que correspondieran al período en el que estaban sucediendo aquellos hechos, cosa que, en principio no le pareció oportuno y adecuado reclamar, porque se fiaba de la palabra del jurisconsulto y por estar convencido de su vuelta para continuar sine die con la explotación del negocio y para ver nacer formal y oficialmente la nueva Sociedad por él propuesta y por todas las Distribuidoras ensayada con notable éxito, para la distribución y el suministro del gas de automoción.
-Porque estimó que no contribuiría en absoluto a reforzar la confianza del Magistrado en la Secretaria y prima política, eludió hacer comentario alguno acerca del flirteo de JotaErre y SAELI, cosa esta última que, pasado el tiempo, le reconoció y le agradeció, confesándole que no sirvió de nada ya que el “pretendiente”, al margen de lo acontecido en EDIBUCRA, o quizás por eso, no volvió a comunicarse con ella.

…que a un cojo.

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XII(5)

Donde digo digo…
-Pero el jurisconsulto felón no cumpliría tampoco el compromiso con EmeA de rehabilitarle el contrato de explotación de la Distribuidora.
-Tras la solicitud formal y el resto del los trámites en el Colegio Oficial de Auditores, y para garantizar la imparcialidad, fue elegido por insaculación un profesional que, para cuando con su equipo diera comienzo a la confección de la auditoría, se había agotado el año en curso mientras que EmeA, a través de SAELI con quien solía comunicarse telefónicamente y de modo personal en alguna ocasión lejos del ámbito de la oficina, se mantenía informado de la marcha de la Distribuidora que continuaba funcionando con aceptable normalidad, mientras que con sus opiniones y consejos contribuía a hacerle a la Secretaria más llevadera la gestión “extra” que le habían encomendado.
-Por ella supo que JotaErre no había vuelto a dar señales de vida y que, aunque EfeAHache intentó volver a ocupar el Despacho de Dirección por la vía de los hechos, se vio obligado por ErreErreA a desalojarlo ”hasta que se resolviera definitivamente el contrato de arrendamiento de la explotación o se rehabilitara”, a la vista de las conclusiones de la auditoría en curso.
-EmeA, porque no habría contribuido en modo alguno a alterar para bien o para mal el concepto que del ex-Gobernador tenía SAELI, nunca le dijo que el Magistrado conocía las andanzas y las manipulaciones de los recursos de la Distribuidora, por lo que jamás permitiría que volviera a ocuparse de la Gerencia del negocio.
-Tampoco EmeA supo nada de JotaErre en varios meses por diversas razones: no lo llamaba por teléfono; no acudía a aquellos lugares en que pudieran coincidir; no preguntaba por él sobre todo a aquéllos que se hubieran extrañado simplemente si preguntaba por su paradero y, de otro lado, su ausencia y su silencio denunciaban que no tenía ninguna confianza en salir bien parado del trance pues supondría, con razón, que si recuperaba la confianza con sus amigos y camaradas de la Sociedad propietaria, con su antes admirado admirador había agotado un largo proceso al que casi no le faltaba nada para extinguirse como se extingue una vela que da luz y calor pero que termina tiznándolo todo con el humo.
-ErreErreA por separado, ya sobre el mes de marzo siguiente, les hizo llegar una copia del trabajo realizado por el equipo auditor que presentaba los resultados contables al 31 de Diciembre, de los que se desprendía que EmeA no había retirado ilícitamente una sola peseta para su bolsillo, ni había autorizado un solo pago que no se correspondiera fielmente con los movimientos auténticos de la explotación.
-Por contra, JotaErre había hecho cargar efectos-pelota en “cascada”, valiéndose seguramente de un “descuido” del Director y del Interventor, que conocían que la cuenta sólo podía manejarse con la firma indistinta del Gerente y/o del Adjunto a la Gerencia con la de la Secretaria, lo que significa que empezó entregando una letra de cambio y, a su vencimiento, porque no respondía a un movimiento real y no existía un librado que atendiera el pago, entregaba otra de mayor importe y así hasta que, lógicamente, “explota el globo”, porque tampoco él contaba con recursos dinerarios para normalizar la situación.
-Cuando se puso de manifiesto la maniobra, el descubierto rondaba ya los TRES MILLONES Y MEDIO de pesetas.
-Junto con los resultados de la auditoría, que a dicho 31 de Diciembre arrojaba unos beneficios superiores a los SIETE MILLONES de pesetas, el jurisconsulto emplazó a cada destinatario, también por separado y, a EmeA lo recibió el día y hora prefijado en el despacho profesional de la Sede de los Juzgados como para revestir el encuentro de una solemnidad coactiva, manifestándole en primer lugar que la pérdida de confianza le había llevado a entender extinguido el contrato de arrendamiento de la explotación, y que así se lo había hecho saber también a JotaErre.
-Cuando EmeA le recordó que no aparecía un sólo apunte que denunciara haber tomado dinero indebidamente, y que en su día le había prometido que le rehabilitaría el contrato si no aparecía implicado en alguna irregularidad, el Magistrado, que tenía la respuesta preparada, le contestó que la pérdida de confianza también le alcanzaba a él ya que si hubiera empleado una mayor diligencia in vigilando, su socio no hubiera llegado con la apropiación a tomar una cantidad que, en sus palabras, por fortuna para ellos, equivalía a la que les correspondía como 50 % de los beneficios de la explotación y que, si la cantidad hubiera sido mayor o si los dos hubieran estado implicados, no hubiera dudado un sólo instante en “meterlos en Carabanchel”.
-Añadió que, dado que la apropiación del dinero se correspondía aproximadamente con el saldo a su favor, estimaba compensada la cuenta que deberían dilucidar entre ellos, sin perjuicio de que, considerando y agradeciendo su comportamiento dando la alarma a tiempo, había pedido que prepararan su liquidación laboral, procediendo a continuación a presentarle el finiquito que firmó EmeA al tiempo que recibía un talón bancario por el importe que arrojaba la cuenta, despidiéndose “cordialmente” y “deseándose suerte” recíprocamente.
-Con todo, paradójicamente no fue, ni por asomo, la peor solución ya que, al margen de la amenaza carcelera, que probablemente hubiera podido cumplir, aunque por causas diferentes a las esgrimidas, el saldo que presentaba la auditoría, sorprendentemente, adolecía de un error de tal magnitud que EmeA no podía ni creerse que no lo detectaran ni los autores del trabajo ni sus destinatarios.
-Los SIETE MILLONES de pesetas que reflejaba, había que considerarlos ponderadamente ya que, como dijimos más arriba, al tratarse de un negocio “puntual” la fecha a tener en cuenta no debería corresponderse con el año natural, sino con un período de 12 meses, o la parte proporcional, en los que apareciera la “temporada alta” compensando la larga “temporada baja”, de modo que, de haberlo hecho así, tanto él como JotaErre aparecerían con una deuda frente a EDIBUCRA que, en cuanto a su parte, no solventaría, ni con mucho, con la cantidad que recibía como liquidación laboral.
-El Magistrado le había dicho que podía “enviarlos a ambos a la cárcel” por apropiación indebida y abuso de confianza dado que habían firmado un contrato solidario de explotación del negocio pero era simplemente un farol ya que jamás hubiera exhibido un documento que firmado también por él como socio de la Distribuidora, denunciaba una irregularidad de mayor fuste que, entre otras consecuencias, de llegar al conocimiento de la Nacional, hubiera dado al traste con la concesión.
-De no ser así, no hubiera manifestado la prisa que mostró por recuperarlos tan pronto supo por EmeA lo que estaba aconteciendo en la Distribuidora.
-Si ErreErreA desde el principio, hubiera mostrado su intención de cumplir la promesa de rehabilitarle el contrato, EmeA hubiera denunciado el descomunal error de principio de la auditoría aunque después de ponderar el resultado adecuada y equilibradamente, las cifras hubiera dejado para la explotación la “partida en tablas” o con muy escaso margen a su favor, y la Sociedad arrendadora apareciera como acreedora de la cantidad apropiada por JotaErre.
-EmeA, sin lugar a dudas, se hubiera responsabilizado comprometiéndose a saldarla con los beneficios en un futuro que, si para otras actividades comerciales o industriales era cada vez más incierto, para las Distribuidoras iba in crescendo convirtiéndose en los pocos negocios que capearon el temporal con la seguridad que lo sortean los grandes remolcadores navales, y que llegaron a ver los tiempos de bonanza con las arcas llenas y saneadas.
-Y si para EDIBUCRA el futuro resultaba prometedor, dos negocios incardinables en el de la distribución del gas hubieran contribuido a mejorar la cuenta de resultados, si EmeA hubiera recuperado el contrato de arrendamiento de la explotación.
-El “comercial-exclusivista” que en su día lanzó al mercado el detergente TOLMIS, lo que suponía en sí mismo una garantía del lanzamiento para los titulares de la marca que a su vez eran los químicos, productores y propietarios de la fábrica, barajaba la idea de utilizar la infraestructura de NOBUTA en TURIASAS para colocar en el mercado un detergente líquido para lavadoras que se registró con la marca RALU y que llegaría a los consumidores (las amas de casa), en garrafas de 5 litros (en principio) que mantenían un cierto e intencionado parecido con las botellas típicas del gas doméstico y con su mismo color anaranjado.
-Esta idea, por lo demás original, nacía de la mano de la carencia de recursos para emprender una campaña de lanzamiento apropiada en los medios de comunicación existentes.
-También del convencimiento de que, dada la hegemonía de las dos marcas multinacionales (KELHEN y VERLE), perseguirían por todos los medios a su alcance la introducción de un detergente líquido para lavadoras (que podía ser el primer paso serio para derrumbar la comercialización de los típicos jabones en polvo), antes del tiempo por ellas previsto.
-Por un amigo común relacionado con productos prefabricados para la construcción en TURIASAS, supo que EmeA explotaba una Distribuidora de nobuta en Madrid.
-Le pareció mejor “tirar por elevación” como se dice en términos castrenses, por lo que, inmediatamente, se puso en contacto con él proponiéndole la participación en el negocio si conseguían que la Central autorizara la utilización de la infraestructura para la comercialización del detergente.
-EmeA aceptó la oferta a condición de que la destinataria fuese oficialmente EDIBUCRA y de que, a la vez, se extendiese la oferta al resto de las Distribuidoras de Madrid que la aceptaran, una vez obtenido el visto bueno de la Central.
-El conflictivo ambiente reinante a la sazón entre los repartidores y sus respectivas Distribuidoras era un “polvorín” que podía estallar en cualquier momento y para el que ni éstas ni la Central encontraban el modo de dar la respuesta adecuada que, en puridad, iba más allá del simple ajuste de la comisión cedida.
-Más de 90 % de los repartidores eran propietarios de los vehículos, aunque llevaran rotulado en las puertas y en otros lugares el nombre de las respectivas Distribuidoras, y en algún sector, conocedor de la imprescindible y exclusiva función que realizaban, se acariciaba la idea de desplazar y sustituir a las Empresas Concesionarias por un nuevo Ente de tipo cooperativo formado por todos ellos.
-Cuando EmeA flanqueado por JotaErre, que era quien mantenía la relación amistosa y política con la Alta Dirección de NOBUTA, planteó el tema, uno de los argumentos más contundentes era, precisamente, la desaparición de la idea de exclusividad, al combinar, con lo que la distribución del gas tenía de servicio público y que no perdería tal cualidad, la posibilidad de comercializar otros productos muy concretos dirigidos al ama de casa.
-NOBUTA, que entendió que las modificaciones en el carácter de exclusividad en los colaboradores inmediatos y en los repartidores, no podría reportarle perjuicios sino todo lo contario, con la cautela que una decisión de tal envergadura exigía, “autorizó” la puesta en marcha de la distribución del detergente, a título de ensayo, conjuntamente con la del gas, con dos condiciones iniciales.
-La una, que no otorgaría inmediatamente la autorización oficial hasta no contar con alguna experiencia y con las opiniones de los servicios jurídicos propios, y la otra, que habría que intentar que todas las Distribuidoras colaboraran o que, si no querían hacerlo, al menos que no mostraran ningún tipo de oposición.
-Inmediatamente EmeA convocó una reunión de las trece Empresas que, dado el éxito con el que se venían desarrollando las actividades de la “Distribuidora” del gas de automoción no pusieron reparos, si bien algún Representante manifestó su intención de no sumarse, por el momento, a los que decidieran combinar la distribución del gas y de aquél u otros productos.
-El “comercial-exclusivista” que asistió a la reunión y que expuso las condiciones económicas de la colaboración, se comprometió a suministrar el producto necesario, para lo que dispondría en Madrid una base de almacenaje y apoyo en la que se abastecerían los Distribuidores que aceptaran las “generosas” comisiones, y en menos de un mes se dio comienzo a la nueva actividad con razonable éxito, dada la dificultad que supone introducir en el mercado un producto apoyándose únicamente en el “boca a boca”.
-Durante el tiempo en el que el equipo auditor llevaba a cabo la confección de las cuentas, EmeA supo por SAELI que apenas distribuían detergente porque faltaba quien impulsara las ventas, por lo que, para cuando llegó el resultado de la auditoría, prácticamente en EDIBUCRA, al menos, no había nadie realmente interesado en el negocio que funcionó inercialmente hasta su total desaparición pocos meses más tarde.
-Con este negocio, se desvaneció sin haber visto la luz, la propuesta que el mismo “exclusivista” le había hecho a EmeA para que, con carácter de representante único para la zona centro de España, se hiciera cargo de la comercialización y la distribución de la vajilla marca COPALAR que llegaba al mercado con la decidida intención de desplazar por precio y calidad a la conocidísima marca EXDURAL y que hubiera sido, por sí sólo, un soberbio filón.
-Resta solamente indicar que, con la pérdida de EDIBUCRA EmeA no volvió a relacionarse, ni por casualidad, con nadie más del sector del gas ni con el “promotor-representante-exclusivista”, que tampoco hizo gesto alguno por recuperar lo que parecía una sólida amistad y que, en realidad se concretaba a un mero e interesado oportunismo.
-Esta situación hace bueno aquel refrán que dice que “al perro flaco todo se le vuelven pulgas”, aunque de esto nos ocuparemos en el relato del episodio siguiente.

…digo Diego.

* * *














XIII

Nunca llovió…

-¿Y de qué le sirvió hasta ahora a EmeA haber preferido la fidelidad a otros sentimientos legítimos pero menos nobles?.
-Sobrevivía alojado en una Pensión viendo angustiosamente que el tiempo transcurría sin que apareciese un trabajo o una actividad que lo sacara de aquella situación que se desarrollaba (más bien lo contrario) en un ambiente económico y laboral en el que desaparecían mil empresas diariamente en España.
-Cuando aquellos escasos recursos económicos que le permitieran llegar hasta allí estaban prácticamente agotados, y mientras no dejaba un solo día de buscar un empleo entre conocidos y desconocidos, sin casi ninguna condición previa, la solución se resistía a aparecer.
-Cuando la opción de volver a su tierra fracasado se tornaba más inminente cada vez, se topó con un vecino de VIAPRA, amigo íntimo de JotaErre, llamado CeGePe, al que ya nos referimos en este relato pues era uno de los tres comensales que se reunieron con EmeA y que junto con su reciente ex-socio y el apodado “el Cohete” le hurtaron la promoción del edificio en DOGRA pocos años atrás.
-No había vuelto a verlo desde entonces a pesar de las muchas veces que estuvo en su pueblo natal y del tiempo en que convivió con JotaErre en el piso-oficina de los “cosvas” donde estuvo varias veces de visita y que, curiosamente, nunca coincidieron.
-Le dijo alegrarse mucho de encontrarse con él y le invitó a “charlar” y a tomar café en un Cafetería de la calle General Martínez Campos situada frente a las Magistraturas de Trabajo (más tarde Juzgados de lo Social) y del Tribunal Central de Trabajo, máxima instancia entonces en su ámbito, a donde acudía algunos jueves para participar en las subastas de los bienes embargados para responder por las deudas salariales, por descubiertos en las cuotas de la Seguridad Social, multas y sanciones de la Inspección de Trabajo, liquidaciones por despidos y otras de similar naturaleza.
-En general, trababan secadores del pelo de Peluquerías de señoras, máquinas de escribir, lavadoras, frigoríficos, muebles y demás menaje, y rara vez, automóviles, hormigoneras y herramientas mayores, motocicletas, etc., como de la propiedad de personas físicas y jurídicas incursas que, en la mayoría de los casos habían desaparecido dejando los bienes intervenidos en poder de los depositarios designados por la Autoridad.
-Manifestó haber sabido por JotaErre “que los propietarios de una distribuidora de butano que explotaban EmeA y él con un contrato de arrendamiento, les habían fallado dejándoles en la calle con una mano atrás y otra delante”, lo que significaba que no tendría que esforzarse lo más mínimo para sortear el problema que se le presentaría si tuviera que darle alguna explicación al respecto que requeriría una elevada dosis de diplomacia o de cinismo, según se interpretara.
-Entre ambos, existía una amistad que hincaba sus raíces en la primera juventud, matizada por la relación de ambas familias y por una larga trayectoria de colaboraciones que, como en el caso de DOGRA, supusiera la constitución de una Sociedad para construir aquel edificio del Parque y de lo que, ni entonces ni después volvieron a comentar por causa alguna.
-Llegada la hora del comienzo de las licitaciones CeGePe le invitó a acompañarlo “si no tenía otra cosa mejor que hacer” a lo que accede EmeA no sin antes comentar con la “boca chica” que, aunque tenía una cita relacionada con un negocio en ciernes, podía posponerla con una llamada telefónica que fingió desde el teléfono público de fichas situado al otro extremo de la barra en que se hallaban.
-Argumentó que sentía una gran curiosidad por el tema de las subastas del que “había oído hablar”, y que lo imaginaba como lo más parecido a aquéllas a las que había asistido, en representación de la Empresa de su padre, para la adjudicación de obras públicas.
-Los actos de las subastas se desarrollaban en la Sala de Vistas de uno de los Juzgados de lo Social sita en los bajos del edificio, presididas por un Magistrado de Trabajo y con la asistencia del Secretario y del Agente judicial que iba anunciando el orden de celebración con un lenguaje que denotaba la “familiaridad” existente entre el vocero y un grupo de unos 40 licitadores acomodados en los bancos situados frente al estrado.
-Desde el lugar ocupado por cada uno, se desplazaban hasta la mesa del Secretario que se encontraba materialmente cubierta por los expedientes acumulados uno encima del otro formando torres de cinco o seis legajos, para consignar, en efectivo, la cifra exigida como fianza para licitar.
-CeGePe se situó en el banco de la primera fila y a EmeA, después de presentárselo a los concurrentes seguido de un “viene conmigo”, le indicó que se ubicara en la última sugiriéndole que se fijara bien en cuanto sucediera en su derredor.
-La recomendación, si nos ceñimos a su insaciable curiosidad, no hubiera hecho falta, si bien, en aquella ocasión sirvió de poco dada la velocidad con que se sucedían las subastas y el “telegráfico” lenguaje utilizado. Puede decirse, en honor a la verdad que, transcurridas las casi tres horas invertidas no había conseguido entender apenas nada de lo acontecido.
-De la mesa del Secretario, los Autos pasaban a la del Magistrado que declaraba adjudicados los bienes y, cuando se juntaban unos cuantos, un oficial se encargaba de distribuirlos entre los funcionarios de los diferentes Juzgados, quienes se encargaban de confeccionar el Acta de Adjudicación que cada interesado recogía, una vez consignado el precio del remate, tras la firma y sello del documento, hecho que solía suceder pasadas las tres de la tarde.
-Entretanto, en el patio central, y con una discreción que brillaba por su ausencia, se formaba por los asistentes un corro “delator” donde celebraban lo que los “profesionales” llamaban la “subastilla” que servía para readjudicar los bienes subastados al mejor postor y allí, sobre la marcha, se distribuían entre todos la cantidades que el último comprador pagaba a los demás, de forma que, al terminar de hacer las cuentas, uno de ellos le entregó a EmeA 15.000 pesetas que aceptó sin saber a qué se debía, no sin antes consultar con la mirada a CeGePe que por el mismo conducto le comunicó su aprobación.
-Cuando se disolvió el grupo y fueron a la Cafetería a tomarse un “tentempié”, discretamente EmeA intentó entregarle el dinero que había recibido y CeGePe, que se expresaba con una marcada tartamudez, le dijo que se lo quedara, que ese dinero era suyo porque le había correspondido en el reparto.
-Le aclaró que, aunque compradores con capacidad real eran sólo quince o dieciséis, los demás, en proporción de dos o tres por cada uno, eran “colaboradores” que a través de aquel método y con su “silencio” se ganaban la vida facilitando con su inacción que los bienes subastados alcanzaran el mínimo precio oficial, lo que permitiría, posteriormente, repartir el margen que resultara de la subasta “privada”.
-En aquel momento la respuesta no satisfacía plenamente las incógnitas que planteaba la propia explicación pero hubo de conformarse con lo escuchado para no demostrar palmariamente su ignorancia.
-No obstante, para EmeA fue, una vez más, como ver la luz al otro lado del túnel, prometiéndose íntimamente aprender de modo inmediato los entresijos de la actividad que se presentaba como una tabla de salvación de modo que, al despedirse de CeGePe tuvo la impresión de que la tragedia estaba tocando a su fín.
-Antes de irse hubo de dejarle el teléfono de contacto (el del Hostal), para comunicarse y citarse para asistir juntos algún jueves sucesivo “si disponía de tiempo”.
-Sentía que terminaba su desventura y que la autoestima se le había elevado hasta casi desbordarse, sobremanera cuando, con morbosa intención, introducía la mano en el bolsillo del pantalón una y otra vez para sentir la inigualable sensación que le producía el contacto con las 15.000 pesetas.
-A pesar de que el dinero nunca había representado el principal motor que impulsara sus actos, en aquellos momentos no podía recordar ninguna persona, objeto o sensación que, al tacto, se identificara mínimamente con la suave y a la vez electrizante descarga que emitían los billetes del Banco de España, hasta el punto de que, henchido de gozo, y como para que le duraran más, como flotando, se dirigió a su casa caminando por placer ya que, cinco horas antes, tenía que hacerlo de ese modo porque carecía de recursos para adquirir un billete del Metro.
-Todo iba a sucederse a un ritmo tal que podría deducirse que el Destino quería compensarlo, aunque sin prisas, por haberse portado tan villanamente con él sometiéndolo a un inmerecido castigo, aunque, cuando se concluyó este relato, no hubiera vuelto a brindarle ocasiones como las vividas a partir de la obra de BANSANESTE.
-Sin embargo, “los dedos se le hacían huéspedes” en la espera, cuando apenas habían transcurrido unos días para la llegada del esperado jueves y así, el siguiente Domingo por la noche recibió la ansiada llamada citándolo para verse el lunes por la mañana.
-Pero aquella esperanzadora llamada no fue para volver a hablar del tema de las subastas, sino para tratar de un asunto relacionado con un fenómeno que se estaba produciendo en Madrid, y por ende en toda España (pues no en vano la Capital es un espejo que refleja signos en todas direcciones), relacionado con la galopante inseguridad que la situación económica estaba generando y que, desbordando los focos tradicionales de miseria se había desplazado a los barrios habitados por la sociedad media–alta.
-Prácticamente, sin darse realmente cuenta, la sociedad estaba asistiendo al nacimiento de diversas actividades relacionadas con dicha seguridad (más bién con la inseguridad), y entre ellas las de la fabricación de elementos de cerrajería y puertas blindadas, que iban ocupando con paso decidido, un espacio comercial hasta entonces inédito, como demostraba el hecho de que, salvo algunas edificaciones y viviendas de alto nivel, el resto incorporaba sencillas puertas de acceso de madera contrachapada y cerraduras simples de muy fácil vulneración en uno y otro caso.
-CeGePe, según él, había recibido el encargo de una señora viuda que veraneaba en VIAPRA, de buscarle un profesional para que le blindara artesanalmente las puertas con el fin de protegerse no sólo de los ladrones de pisos que ya habían desvalijado alguno en el edificio, sino de la psicosis que generaba el hecho de que, en general, la gente había perdido la confianza, y con razón, de encontrarse segura en su propia casa.
-Residía en Madrid con la única compañía de una empleada del hogar, en una vivienda que contaba con puerta de entrada con acceso por la escalera y ascensor principal y otra puerta por la escalera y montacargas de servicio.
-Le propuso que se prestara a realizar aquellos trabajos ofreciéndole repartir los beneficios que arrojara la operación consistente en colocar sendas chapas metálicas con sus correspondientes cerraduras de seguridad, por los que la señora pagaría una cantidad suficiente para que a él le correspondieran 15.000 pesetas.
-Daba por hecho que EmeA, a pesar de no ser un profesional, en un sólo día, podría ejecutar adecuadamente los trabajos aunque no contara con las herramientas necesarias que se comprometió a proporcionarle junto con los materiales.
-Condición sine qua non era que la señora no debería saber que el proponente tuviera en el asunto intereses económicos ya que, a sus ojos, se trataría de una colaboración amistosa.
-Por su parte, EmeA que, a lo largo de su vida laboral por lo heterogéneo de sus actividades (en sus palabras) fue “aprendiz de todo y maestro de nada”, aceptó lo que para él, en aquel momento representaba un cierto desafío, advirtiendo, que no admitiría ejecutar ningún trabajo relacionado con la pintura o el esmaltado de las puertas.
-Era de las pocas profesiones u oficios a los que no se había acercado siquiera para intentar salir de aquella angustiosa situación, probablemente movido por un influyente aunque injustificado prejuicio.
-Se imaginaba con las brochas en la mano y no podía evitar la evocación de ciertos personajes borrachines, de gran talento profesional pero de una conducta y una moralidad reprobables que trabajaron en la Empresa de su padre y que, a la sazón, formaban parte de un colectivo que parecía marcado por ambas condiciones.
-A su manera, salvaba así su “dignidad” alejándose de aquellos modelos que se mantendrían irremisiblemente presentes cada vez que tomara en sus manos una herramienta de ese oficio.
-CeGePe le recomendó que acudiera a algún amigo o conocido de confianza ya que él, para salvar el papel que tendría que desempeñar, no podría ayudarle más que puntualmente.
-Dos días más tarde, a las nueve en punto de la mañana, acompañado de un amigo y vecino del hostal que se movía en el mundo de la farándula con una dificultad paralela a su vocación, esperaba la llegada de los materiales y del utillaje ante el portal de la casa.
-Éste no distinguía las herramientas y era la negación absoluta para realizar una actividad manual que representara más dificultad que la que para él suponía el torpe manejo del cepillo de limpiar el calzado, pero era un buen amigo y pasaba por una dificultad económica paralela a la de EmeA.
-Porque suponía que, efectivamente, emplearía una sola jornada en realizar el trabajo del blindaje de las puertas; conformándose con ganar únicamente 10.000 pesetas, de las 15.000 que, como muestra de la “confianza que depositaba en él”, le había adelantado CeGePe, le ofreció al “ayudante” 5.000 que al receptor le parecían tan valiosas “como el tesoro de Salomón”.
-Casi una hora más tarde llegaba CeGePe que en la baca de su automóvil portaba las dos chapas metálicas destinadas al blindaje de las puertas y, en el maletero, envueltas en un saco de arpillera, unas ridículas herramientas compuestas por un martillo de 150 gramos que se movía en la holgura del mango, un formón de menos de media pulgada impericial y manifiestamente desafilado, un destornillador plano con mango de madera que más parecía un cortafríos y un flexómetro viejo que apenas dejaba ver la parte de su graduación que se encontraba en el trozo que se manejaba más frecuentemente.
-Con mil precauciones, ya que carecían de guantes de seguridad para manejar las cortantes chapas metálicas, entre EmeA y su “ayudante”, por el montacargas, las transportaron hasta su destino en la quinta planta del edificio.
-Aguardaron ante la puerta de servicio la llegada de CeGePe con las herramientas, que empleó casi un cuarto de hora en estacionar el automóvil, y cuando accedieron al piso donde la señora, acompañada de la empleada doméstica esperaba impaciente, lo primero que dijo, antes incluso del obligado y cortés saludo matinal, fue para ¡disculpar el retraso de los trabajadores!.
¡Empezaban bien!
-No había previsto tampoco proporcionarles un par de “borriquetas” para apoyar horizontalmente las puertas durante la operación del acoplamiento de las chapas metálicas, por lo que, cuando descolgaron la de servicio hubieron de colocarla sobre dos banquetas de cocina protegidas por sendos paños de franela para evitar el deterioro de la puerta y de las propias sillas.
-A CeGePe se le había olvidado en casa el taladro eléctrico y el útil necesario para practicar el ojo para alojar el bombillo de la cerradura, por lo que sugirió que, mientras iba a recogerlo, empezaran a trabajar en la colocación de la lámina metálica de la puerta de servicio.
-Tanto la chapa destinada a esta puerta como la de la entrada principal, estaban perimetralmente taladradas cada quince centímetros aproximadamente, y los taladros avellanados para acoger las cabezas de los tirafondos de sujeción, realizados por el proveedor, ya que formaba parte del compromiso inicial adquirido con EmeA cuando le ofreció el trabajo.
-Descolgaron la ligera puerta sin mayor dificultad y la colocaron sobre las banquetas. A continuación colocaron sobre la misma la chapa metálica taladrada ¡a la que le faltaban tres centímetros de ancho y un centímetro y medio de alto!.
-Ambas puertas estaban construidas con doble batiente, lo que no tuvo en cuenta CeGePe cuando las midió por el vano de los cercos en lugar de hacerlo con la hoja cerrada, lo que hacía absolutamente inservibles las láminas metálicas, ya que los tirafondos se perdían sin alcanzar los pinacillos de madera perimetrales, en el espacio reticulado del interior.
-Enmudeció cuando comprobó el error y no encontraba las palabras para justificar el fallo ante la señora que no se movía de su lugar, expectante y preocupada, como manifestó, “por si no se terminaba el trabajo y no se pudiera dejar cerrada la casa”.
-Tomó a la dueña por un brazo y se introdujeron durante unos minutos en el interior de la vivienda. EmeA nunca supo en realidad qué le había dicho pero, al volver, les dijo que colgaran nuevamente la puerta y que no hicieran nada hasta comprobar a qué se había debido el error que, en un principio achacó a haber transportado las destinadas “a otra obra”.
-Comprobaron que la lámina metálica destinada a la puerta principal adolecía del mismo mal, por lo que no podían empezar el trabajo por aquel lado hasta que fueran sustituidas por las adecuadas, “ordenando” que se bajaran las inadecuadas chapas al portal para cambiarlas seguidamente, y que esperasen en la calle a que volviera con las láminas rectificadas para comenzar el trabajo después del mediodía.

…que no parara.

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XIII(2)

A Zaragoza…

-EmeA y su “ayudante” ALF., almorzaron frugalmente en una Cafetería cercana y a continuación se dirigieron al portal del edificio a esperar la llegada de CeGePe que apareció sobre las tres de la tarde portando en la baca de su automóvil las chapas rectificadas en su medida a falta de los taladros y del consiguiente avellanado
-Para justificar el importantísimo revés, y antes de que el propio EmeA hubiera tenido tiempo de percatarse, CeGePe dijo que en el taller, dada la urgencia con que había pedido que le cortaran a la medida las nuevas chapas, no habían podido taladrarlas y avellanarlas.
-Esta carencia, en absoluto baladí, suponía que la obra no se terminaría ya en un solo día, como había pronosticado CeGePe, por lo que, anticipándose a la lógica protesta de EmeA, dijo que resolvería lo de la demora con la señora y que revisarían el acuerdo para que nadie saliera perjudicado por el “fallo del taller de calderería que proveía el material”.
-Lo dijo así, plenamente consciente de que el fallo era sólo suyo, porque estaba presente el “ayudante” y su impostada actitud vanidosa no le permitía aceptar un error de tal magnitud, al tiempo que, con la mirada, interrogaba a EmeA como para descubrir si había hecho con el “testigo” algún tipo de comentario contradictorio.
-Mientras subían las chapas a la planta de destino, CeGePe se desplazó a una ferretería a comprar las brocas de acero necesarias para proceder al horadado y avellanado de las placas metálicas con el taladro de bricolaje que había llevado de su casa y que hubo de ser sustituido por otro de carácter semi-profesional por haberse quemado el inducido al poco de comenzar el trabajo.
-Descolgaron la puerta de servicio y la colocaron horizontalmente sobre las banquetas de la cocina para que sirviera de apoyo para proceder al taladrado de las chapas, intuyendo que, con lo que restaba de tarde, no había tiempo material para terminar siquiera aquélla.
-Afortunadamente, la inapropiada herramienta en cuestión se quemó cuando el propio CeGePe procedía a realizar los primeros agujeros, intentando, sin duda, dejar claro, que tenía un dominio total sobre aquel tipo de trabajo y que la dueña podía confiarse plenamente dada su gran profesionalidad.
-Se desplazó a la Ferretería para adquirir la herramienta, haciéndose acompañar de EmeA, como para evitar cualquier tipo de comentario imprudente en su ausencia que delatara el auténtico interés suyo en el asunto del blindaje de las puertas, dejando a ALF. de “portero”, ya que la empleada del hogar hubo de ausentarse para realizar algunas compras.
-A la vez, adquirieron una “bailarina”, que es como se denomina un tipo de útil para realizar el agujero necesario para alojar el bombillo de la cerradura, y retornaron al piso que abandonaron sobre las ocho de la tarde, una vez concluido por EmeA el taladrado y el avellanado de las chapas metálicas y el colgado nuevamente de la puerta de acceso, con CeGePe, ALF. y la señora como espectadores.
-Mientras EmeA se dirigía al Hostal (ALF., con las 5.000 pesetas que demandó, iba al Café Gijón donde dijo que “quería coincidir” con un Productor que acudía frecuentemente a una de las clásicas tertulias, que entrevistaba personal -el casting- para una obra teatral), debatía mentalmente acerca de si valdría la pena realmente continuar o si lo más apropiado sería disculparse so pretexto de una sobrevenida indisposición, “aplazando sine die” el trabajo para no volver a tratar con un sujeto cuya supina ignorancia sólo encontraba parangón en la mayestática vanidad de que hacía constantemente gala.
-Pero, “a la fuerza ahorcan” dice el refrán. Aquel inicio le había costado el almuerzo suyo y el de ALF., más 5.000 pesetas que no habían ganado aún y, por si fuera poco, tendría que devolver la cantidad anticipada.
-El inmediato futuro, se presentaba tan tenebroso que lo auténticamente temerario sería perder la oportunidad de recuperarse, si en aquello no fallaba CeGePe, a través del recién descubierto mundo (o submundo) de las subastas.
-Decidió continuar por lo que esperó la llegada de ALF. para saber si podría contar con su ayuda. Le dijo que sí, pero que tendría que pagarle otras 5.000 pesetas porque, en caso contrario, se iría a TVE donde le pagaban una cantidad similar por cada día que se presentara al doblaje de algún capítulo de las series que se grababan en Prado del Rey, cuando había sesión.
-“De perdidos al río”. Aceptó y a las nueve de la mañana estaban en la casa donde esperaba ya CeGePe para no perder un solo instante el control.
-EmeA, con la deficiente aunque voluntariosa ayuda de ALF., colocó felizmente las chapas metálicas y las correspondientes cerraduras y, a las ocho de la tarde daba por concluido el trabajo despidiéndose de la señora y de CeGePe.
-Éste le citó para liquidarle el trabajo al día siguiente, “en nombre de la señora” yéndose sin esperar a que le bajaran las herramientas para el coche y, acompañado de ALF., retornó al Hostal en busca del merecidísimo descanso para unos huesos inhabituados a aquel tipo de ejercicio físico.
-Cuando llegó al Hostal tenía un aviso para que telefoneara a CeGePe.
-Preocupado, ya que no alcanzaba a imaginar la causa de una llamada cuando sólo hacía poco más de una hora que se habían despedido, llamó al teléfono que conocía y CeGePe no había llegado aún.
-La esposa recogió la llamada y, dos horas más tarde, volvía a telefonear CeGePe para decirle que, por teléfono, se había comprometido con la señora para revestirle la chapa de la puerta principal con una lámina de madera (en algunos lugares llaman hoja), por lo que debería volver a la mañana siguiente, a la hora de costumbre, para realizar el trabajo.
-Le dijo que él se ocuparía, naturalmente, de proporcionarle los materiales adecuados y la cola o pegamento, dando por hecho que el trabajo le llevaría, a lo sumo, dos o tres horas, y que el lijado y el barnizado posterior, así como el esmaltado de la puerta de servicio lo realizaría personalmente porque así se había comprometido con su amiga.
-Fue a la habitación de ALF. para saber si podría contar una vez más con su ayuda, esta vez supuestamente para descolgar y colgar la puerta. Aceptó a cambio de percibir otras 5.000 pesetas que recibió en aquel mismo momento, de modo que a las nueve de la mañana del tercer día estaban en el portal de la finca esperando la llegada de CeGePe con los materiales para el revestido de la puerta.
-Apareció sobre las diez y media disculpándose por la demora que se debía a las “dificultades para aparcar el automóvil”, dirigiéndose inmediatamente al quinto piso para dar comienzo al trabajo.
-Descolgaron la puerta, la colocaron sobre las banquetas de la cocina que hacían el papel de banco de trabajo, procediendo en primer lugar a la limpieza de la chapa metálica con disolvente aplicado con unos trapos que les había facilitado la empleada del hogar “con permiso” de la señora.
-Cuando iba a proceder a la aplicación de la cola, EmeA consultó la etiqueta comprobando que decía “hierro-madera” y que recomendaba la aplicación a una sola de las caras, cuando suponía que el pegamento adecuado sería el llamado “de contacto” que ha de extenderse en los dos elementos a pegar y que necesita que transcurra un tiempo de unos veinte minutos desde que se aplica, para unir las láminas de chapa y la madera.
-Llamó a CeGePe que compartía un té con la señora en una salita próxima para manifestarle discretamente sus dudas acerca de la idoneidad del pegamento recibiendo por respuesta que “la cola la había elegido él, que tenía una larga experiencia al respecto y que era la adecuada”.
-En poco más de dos horas, es decir sobre la una menos cuarto de la mañana EmeA había concluido la colocación de la “chapela” de la cara interior y de los cantos vistos, habiendo levantado previamente la cerradura y el núcleo repartidor de las barras de seguridad, volviendo a colocarlo todo y colgando nuevamente la puerta con la ayuda de ALF. que tan pronto como se concluyó el trabajo se despidió y se marchó.
-Después de las felicitaciones por la calidad del trabajo efectuado, se fue igualmente CeGePe aduciendo que tenía una cita a la que ya llegaba con el tiempo justo, despidiéndose de la señora y diciéndole a EmeA que “ya lo llamaría para liquidar el trabajo”.
-Éste, recorrió la distancia hasta el cuartito donde se encontraba la “ropa de calle”, se cambió y, en lugar de abandonar el piso por la puerta de servicio que tenía más cerca, con el fin de recrearse por última vez en la obra realizada, desanduvo la distancia para salir por la puerta principal y cuando llegó al hall recibió una impresión sólo superable por un sistema cardio-vascular a prueba de catástrofes.
-El espectáculo tenía, salvata distantia, mucho de dantesco.
-Las láminas, de unos veinticinco centímetros de ancho, y que no se encontraban sujetas por los elementos de la cerradura, ¡se habían deslizado y se encontraban apoyadas en el suelo en su mayor parte! en mitad del hall.
-Reaccionó inmediatamente yendo a buscar el disolvente y la herramienta adecuada y frenéticamente arrancó los restos de la chapela, limpió la desnuda chapa metálica y unos minutos más tarde la puerta presentaba el mismo aspecto que tenía antes del trabajo de revestimiento.
-El penetrante olor del disolvente hizo que la señora se presentara seguidamente allí y cuando se encaró con la puerta no daba crédito a lo que veía.
-CeGePe le había dicho que el trabajo inicial del blindaje de las puertas ocuparía un sólo día, razón por la que, al parecer, había aceptado retrasando un viaje previsto y ¡ya iban tres!.
-Estaba conteniéndose realmente para no romper en desafueros y con un aplomo que no ocultaba el nerviosismo que la invadía, le dijo que no le permitiría que se fuera de la casa hasta que no hablara con CeGePe.
-Desde el teléfono que se encontraba en la consola del hall llamó a su amigo que no había tenido tiempo material para llegar a su casa, si es que iba a almorzar, recogiendo su esposa el encargo de que la llamara urgentemente.
-Habían transcurrido casi dos horas, durante cuyo tiempo EmeA estuvo esperando en la cocina y, como quiera que CeGePe no llamaba, se bajó a la Cafetería para tomar un ligero refrigerio prometiendo volver lo antes posible.
-Cuando regresó, sobre las cuatro de la tarde, la señora, más calmada, ya se había comunicado con éste y esperaba su llegada “de un momento a otro” y, efectivamente, quince minutos después se encontraba frente a aquella puerta que ya había visto terminada, tremendamente nervioso y confundido y como quien se encara con un fantasma.
-Reaccionó manifestando que reclamaría daños y perjuicios al almacén que le había suministrado un “pegamento que había utilizado muchísimas veces sin problema alguno” y asegurándole a su amiga que no se irían sin dejar el trabajo concluido satisfactoriamente.
-Descolgaron nuevamente la puerta entre los dos colocándola horizontalmente sobre las banquetas y, mientras EmeA procedía a desmontar la cerradura y el resto de los elementos de seguridad, se fue a la tienda regresando al poco tiempo con un nuevo rollo de lámina de madera y con el adecuado pegamento de contacto.
-Eran más de las diez de la noche cuando EmeA daba por concluido el trabajo (impecable) dejando, con la imprescindible ayuda de CeGePe colgada la puerta, aunque no se fueron hasta casi dos horas más tarde, ya que la señora no estaba segura de si, cuando se fueran, no se descolgaría nuevamente la hoja decorativa.
-Se despidieron en el portal del edificio. CeGePe se dirigió al aparcamiento donde había dejado el automóvil sin brindarse a llevar a EmeA a su casa por lo que, dada la distancia a la que se encontraba (unos cuatro kilómetros aproximadamente), tuvo que tomar el Metro.

…o al charco.

* * *











































XIII(3)

Donde no hay mata…

-Aquella noche, a pesar del cansancio físico, EmeA no pudo conciliar el sueño más allá de quince minutos seguidos.
-Estaba realmente furioso por lo acontecido y a punto de perder la esperanza de que el reencuentro con CeGePe fuera realmente a suponer para él la tabla de salvación que había imaginado.
-Pasaba repetida y minuciosamente revista mental a cuanto había acontecido desde aquel jueves que calificaba de providencial, y no era capaz de quitarse de la cabeza la imagen que de las habilidades y de las capacidades de CeGePe tenía un sector de gentes de VIAPRA y que, con la experiencia recién vivida, se derrumbaba a sus ojos como un castillo de naipes.
-Era un conjunto ciertamente heterogéneo pues se componía de personas que opinaban acerca de sus cualidades con muy diversa intención. De ahí que no resultara prudente interpretar los juicios de valor al margen de la fina ironía de algunos, de la actitud servil de quienes suelen entender sin más que detrás del rápido éxito material ha de haber necesariamente un genio, o la de quienes están prestos al aplauso retribuido.
-Recordaba que el sujeto era uno de cuatro hermanos varones (y al menos dos hembras), de aquéllos que “se hacen a sí mismos”, que detentaban, a partir de la terminación de la Guerra Civil, un negocio de extracción de carbón en la cuenca del río CEANAR.
-Eran hijos de un matrimonio de braceros que prestaba sus servicios en una Casa Noble de la localidad y que, desde muy temprana edad, como la mayoría de las gentes de aquel tiempo, tuvieron que abandonar la escuela para atender a su sustento trabajando en lo que saliera, que no era mucho y estaba mal remunerado.
-El “intelectual”, que prosiguió la carrera militar a partir de su incorporación al Ejército franquista como Alférez Provisional, proyectaba su influencia en la sombra sobre los negocios familiares a mayor gloria de la cuenta de resultados.
-Otros dos hermanos conducían sendos camiones y el concernido se ocupaba del taller mecánico en el que, principalmente, llevaban a cabo la reconstrucción, el mantenimiento y la reparación de una flotilla de camiones híbridos con los que, además de los contratados, transportaban el mineral por la carretera minera a la que hemos hecho referencia en el décimo episodio.
-En un principio, salvo los camiones marca FIAT, HENSCHEL, 3HC y MAGIRUS, que estaban constituidos casi en su totalidad por elementos originales y que procedían de adquisiciones en el Parque Móvil Militar, el resto estaba montado sobre chasis artesanales y sus elementos correspondían a diversas marcas y modelos, y las cabinas construidas en el propio taller con madera revestida de hojalata.
-Finalizada la contienda mundial, fueron adquiriendo e incorporando a la flotilla algún GMC, FORD y FEDERAL procedentes asimismo de subastas del Parque Móvil y ya, tardíamente, en la época de los motores PERQUINS y BARREIROS, alguno de ellos incorporaba motores Diesel ya que, hasta entonces, los demás funcionaban con gasolina.
-El atuendo habitual de CeGePe era el mono de trabajo de “mahón” e, indefectiblemente, de los bolsillos traseros sobresalía un lío de cotón que también portaba en una de sus manos y, en la otra, como formando parte de su anatomía, un pié de rey.
-El taller se ubicaba en una nave de paredes de mampostería con grandes ventanales definidos por sendas jambas, dinteles y antepechos de ladrillo rojo macizo de cara vista, cubierto por un tejado de teja plana sustentada por las correspondientes correas apoyadas en cerchas o tijeras, unas y otras de madera.
-Originalmente, la dotación de la nave, que empezó siendo un taller de carros de tracción animal, se componía de un torno de madera, un torno de metales, un taladro de pié, una fragua alimentada por un fuelle, una sierra de cinta para madera, una sierra de vaivén para metales y unas piedras de afilar, de las que se sentía muy orgulloso y en las que, de un modo u otro, se había dejado ver la mano del “artesano”.
-Estas máquinas se accionaban a través de un gran eje que recorría longitudinalmente una de las paredes de la nave, dotado con unas poleas y sus correspondientes correas planas, e impulsado por la acción de un motor eléctrico que sustituyó a la primitiva máquina de vapor de la época del taller de carros.
-De estos elementos se valía para adaptar los motores, cajas de cambio y diferenciales de unos vehículos para otros, con resultado diverso y generalmente negativo, lo que probaba el hecho de que la mitad de la flotilla estaba constantemente en el taller.
-Con frecuencia tomaba, por ejemplo, un determinado diferencial construido para una carga, batalla y ancho de vía, sin tener la más remota idea sobre ingeniería de automoción, cortando o alargando los mangones en función de las dimensiones del híbrido manipulado, de modo que se veía obligado a cortar o a alargar los palieres que rompían una y otra vez cuando eran sometidos a carga, o al efectuar giros o maniobras cortas que el conjunto de satélites y planetarios no podían compensar porque no habían sido diseñados ni fabricados para ese trabajo.
-Como no era capaz de asimilar las causas que motivaban la casi constante rotura de motores, chasis, cajas de cambio y palieres, echaba la culpa del fallo a la mala calidad de los materiales o a las deficiencias de la soldadura y salvaba así su “profesionalidad” que no era discutida por sus dependientes o empleados bajo ningún concepto, por la cuenta que les tenía.
-Que los materiales a la sazón, por razones económicas, por la carencia de bancos de prueba o por cualquier otra causa, no soportaban fatigas infinitamente menores que las que soportan años más tarde, incluso con mayor exigencia de trabajo y más estilizadas dimensiones, era un hecho tan conocido y frecuente que no denunciaba per se la monumental ignorancia de CeGePe en ésta y otras materias.
-Era un tozudo y no menos mentecato discutidor que solía apoyar generalmente sus teorías en las interpretaciones sui géneris que hacía de la lectura de ejemplares como “El Médico en Casa”, “El Abogado en Casa”, etc., lo que no significa que nos tomemos la licencia de descalificar dichas obras, sino que hacemos esta observación para destacar que no acudía a otras fuentes tan o más autorizadas para contrastar las elucidaciones derivadas de su lectura.
-Si una buena parte de las conclusiones a las que EmeA llegaba aquella interminable noche, se debían a “sentencias” ajenas de personas de probada buena fe y de otras de dudosa o menos dudosa reputación, el inmediato futuro, no obstante, iba a proporcionarle los medios para formarse una complementaria y personal opinión del causante de su insomnio.
-Desayunó en la cocina un café con leche con pan y margarina, yendo seguidamente a ojear los periódicos del día al salón donde, al cabo de casi una hora recalaba su amigo y vecino de estancia ALF. que le invitó a que lo acompañara a Prado del Rey para tratar algún asunto relacionado con la colaboración en un episodio de la serie “Curro Jiménez” en la que solía encontrar el modo de participar como figurante o como característico.
-Le dedicó unas gratas palabras de elogio por la calidad de los trabajos realizados en las puertas “blindadas”, sin que supiera ni entonces ni después nada relativo al “desprendimiento” del revestimiento de madera que tanto le había impresionado, y no volvieron a hablar más del tema.
-Transcurrió el resto de la semana y, el viernes de la semana siguiente, mientras continuaba aquella frenética búsqueda de un trabajo que se resistía a aparecer, incrementando la angustia que producía la comprobación de que con más rapidez de la deseada se iban agotando los recursos económicos, se produjo la esperada llamada telefónica.
-Fue para proponerle que se reunieran con el fin de tratar sobre la posibilidad de continuar formalmente la colaboración para la realización de trabajos de blindaje de puertas y similares, y la intervención en el mundo de las subastas de la Magistratura y de otras entidades y organismos oficiales públicos, que es como lo dejó establecido CeGePe.
-A la liquidación definitiva del trabajo del blindaje de las puertas sólo dedicó unas breves y contundentes palabras. Dijo no poder pagarle nada más porque, al problema de la adquisición de las chapas por partida doble se unía haber tenido que comprar el taladro, las brocas y otros útiles y materiales, así como los reiterados gastos de transportes, etc., con lo que se había agotado el presupuesto sin que “hubiera ganado una sola peseta en la operación”.
-Entendía, no obstante, que ambos habían ganado en experiencia de la que podrían beneficiarse en el futuro, si es que llegaban a un acuerdo.
-Con más curiosidad que esperanza y con un talante que trataba de disimular el enojo que sentía, se reunieron en una cafetería de La Gran Vía, próxima al Hostal.
-De aquella reunión surgió el compromiso de constituir una sociedad civil (en principio) privada cuya capitalización correría a cargo del proponente que aportaría los recursos dinerarios y económicos necesarios y una serie de bienes que había adquirido en subastas anteriores, valorados al precio de adquisición y que se encontraban dispersos en diversos almacenes de “compañeros” de las subastas.
-Adquiría el compromiso firme de adelantarle, a título de entrega a cuenta, una cantidad equivalente a la que ganaba cada mes un oficial cerrajero en plaza, lo que hacía un poco más atractiva la proposición.
-Con el fin de establecer la sede de la naciente sociedad y para almacenar los bienes mencionados y los que se adquirieran en el futuro, se dedicaron inmediatamente a buscar un local idóneo.
-Apareció en la calle RAFONBAR (entonces sin salida) próxima al Paseo de Extremadura, a un precio razonable. Había sido el garaje de un par de autobuses de una Línea Urbana recién absorbida por los transportes municipales, y estaba dotada de un gran portón metálico de dos hojas con una puerta de paso peatonal en una de ellas.



-El edificio de tres plantas propiedad del arrendador en el que se enclavaba, se componía de la nave en el bajo y dos viviendas por planta. Las dos del piso primero las ocupaba el dueño que tenía además, varias licencias de explotación de taxis (él había sido taxista en sus orígenes), y al firmar el contrato de arrendamiento a nombre de ambos arrendatarios solidariamente, se comprometía a facilitarles la energía eléctrica y el teléfono.
-Este compromiso repetía el adquirido con el anterior ocupante, para lo que había ordenado instalar un aparato contador en la línea de alimentación eléctrica y un “cuentapasos” en la supletoria línea telefónica que había que consultar cada mes para abonarle los consumos al tiempo del pago de la renta pactada.
-EmeA no podía (ni quería) recordar la opinión que le merecía su nuevo socio, y se disponía a transitar por aquella nueva senda con la firme voluntad de no darle más “cuartelillo” que el estrictamente imprescindible para mantener la paz común y el mejor desarrollo de sus comunes intereses económicos.
-Con este empeño y una inmensa dosis de esperanza, se entregó quasi febrilmente a conseguir el objetivo planteado. Contrataron un transporte y en la misma semana en que daban comienzo realmente a las actividades, trasladaron los bienes que CeGePe aportaba a la sociedad valorándolos y anotándolos en un rudimentario libro de contabilidad como parte del capital social.
-Conviene dejar sentado que la anotación tenía exclusivamente un valor meramente testimonial y no respondía al método contable oficial ni a cualquier otro que inicia la contabilidad de un negocio con el asiento del capital en el HABER de la cuenta de este nombre y que lleva al DEBE de la cuenta correspondiente la contrapartida. Básicamente, porque el “contable” era incapaz de asimilar la filosofía que inspira la contabilidad por partida doble o cualquier otra que siguiera una metodología compleja.
-Al margen de que la intención común era mantener el mayor tiempo posible la naciente empresa en el anonimato del submundo de las cuentas “B”, EmeA intentó sutilmente trasladarle la necesidad de anotar los asientos siguiendo el método del Plan General Contable, y se encontró con que, para ocultar su torpeza en la materia, respondió que “por grande que fuera el volumen que alcanzara la actividad, era más fácil y más claro el control con la cuenta de la vieja”, expresión utilizada muy frecuentemente por JotaErre de quien, probablemente, la había tomado.

…no hay patata.

* * *

















XIII(4)


Del agua mansa me libre Dios…

-Y la nave comenzó su singladura manifestando signos que invitaban a creer en su permanencia y consolidación.
-El primer jueves a partir del momento en que se instalaron en la recién estrenada sede, participaron en las subastas de las Magistraturas de Trabajo con aceptable éxito pues, a la adquisición de algunos bienes de aparente buenas posibilidades de venta en ventajosas condiciones, se unía haber “ganado” cuarenta mil pesetas en la “subastilla” que ingresaron en la cuenta de Caja de la sociedad.
-Con la contenida pero evidente euforia que produjo el hecho de que pudieron hacerse cargo inmediatamente de los bienes adquiridos, para lo que se valieron de medios de transporte de alquiler, porque se encontraban todos ellos depositados en almacenes designados por las propias Magistraturas, algo que no se daba con demasiada frecuencia, consultaron los Boletines Oficiales de la Provincia y del Estado a los que estaba suscrito CeGePe (y que a partir de entonces se cargaría a los gastos generales comunes), en busca de nuevos elementos para invertir más recursos.
-El Parque Móvil Ministerial, anunciaba la venta en subasta de varios vehículos y, tras la consignación de las fianzas correspondientes, licitaron haciendo registrar las plicas con las ofertas sobre determinados automóviles, de los que, el licitador CeGePe, resultó adjudicatario de cuatro vehículos marca SEAT 850 (tres de dos puertas y uno de cuatro), color gris, a un precio que prometía, una vez “maquillados”, obtener unas interesantes ganancias.
-Entre los gastos previsibles tenían que considerar el coste de la matriculación porque oficialmente circulaban con placas del P.M.M. Esta circunstancia, precisamente, elevaba el valor de los vehículos que se incorporaban al mercado con el número de orden y esto suponía un mayor aprecio por parte de los compradores que solían desviar la mayor atención sobre la antigüedad real del automóvil para concentrarla en el número de la placa de matrícula.
-Para cuando el Parque Móvil, cumplidos los trámites legales, puso a disposición del adjudicatario los vehículos adquiridos, habían alcanzado un cierto grado de confianza con EmeUve, un vecino, que fue trasmutando en una mayor amistad entre éste y EmeA que entre éste y CeGePe, por las causas que veremos.
-Se encontraba entreabierta la puerta peatonal de acceso a la nave-almacén, algo que procuraban que ocurriera lo menos posible, cuando acertó a pasar por allí un individuo que aparentaba haber cumplido sesenta y cinco años tiempo atrás y que, apoyándose en el quicio dijo, con un acento que denunciaba proceder de un País sudamericano, si necesitaban que les “echara una mano”.
-Le contestaron casi al unísono, que en aquel lugar no había ninguna actividad y que se trataba únicamente de un pequeño depósito en el que guardaban algunos “trastos”.
-Con idéntico laconismo, se despidió disculpándose “por si les había molestado” y no volvieron a verlo ni a hablar de él hasta unos días más tarde.
-Llegaron a la nave en el automóvil de CeGePe transportando tres máquinas de escribir marca OLIVETTI “Lexicon 80” que éste había adquirido en una subasta anterior y que les había entregado el depositario judicial aquella misma tarde y que, conforme al acuerdo adquirido, formaban parte de los bienes aportados a la nueva sociedad.
-Cuando apenas EmeA se disponía a introducir la llave en la cerradura de la puerta peatonal y CeGePe procedía a abrir la maleta del automóvil en la que se encontraban dos de las máquinas, apareció EmeUve que, con sorprendente resolución, tomó una de ellas entrándola, mientras decía con total determinación y sin darles apenas tiempo a reaccionar, “permítanme que les eche una ayudita”.
-Depositadas las máquinas sobre un banco improvisado con unos tableros y un par de caballetes de madera que EmeA había fabricado con unos listones obtenidos de unos palés abandonados al fondo de la calle, cerraron la puerta de acceso e iniciaron una conversación orientada a dejar sentado, por lo que pudiera ocurrir, que en aquel lugar no había actividad empresarial de ningún tipo.
-EmeUve captó por el acento que ambos procedían del norte de la península y así se lo hizo saber, añadiendo inmediatamente que él era natural de TURIASAS y más concretamente de una aldea del Concejo de CALUAR, lindante con el lugar de nacimiento de la esposa de CeGePe, por lo que aquella manifestación vino a actuar como un lenitivo que relajó el tenso ambiente creado por aquella invasión del coterráneo.
-Le fueron permitiendo que expusiera sin ambages cuanto estuviera dispuesto a relatar, y que no fue poco, y así supieron que era un emigrante en Chile a cuyo País llegó desde un campo de concentración del sur de Francia, en el que había sido acogido al finalizar la Guerra Civil española.
-Dijo que, estando en Barcelona, pocos días antes de la victoria de Franco, le habían nombrado Teniente de Carabineros con destino en el Puerto catalán porque era uno de los pocos socialistas con carnet que quedaban, ya que los demás habían huido principalmente a partir de la derrota del Ejército frentepopulista en la Batalla del Ebro.
-Dijo que en TURIASAS había trabajado en la Presa del río VIANA en DASGRAN DE LIMESA y que la empresa constructora le había destinado al Parque de Maquinaria que tenía en Madrid, donde se inició en el oficio de mecánico que luego perfeccionó durante su exilio en Sudamérica.
-Dijo muchas cosas más, pero lo que nos interesa recoger aquí, porque lo vamos a tratar más adelante, es que tenía un hijo varón en Holanda y una hija que era Protésica Dental titulada, labor que realizaba en su casa en la calle JAIME VERA próxima al lugar en el que se hallaban.
-Señaló que su hija había estudiado la carrera en la Universidad de Santiago de Chile y que, al terminarla rechazó una oferta para incorporarse al Ejército de Pinochet con el grado de Teniente, lo que hubiera supuesto un “seguro” para aquel presente y para su futuro.
-Quiso aclarar que él tenía muchos amigos de alta graduación en el Ejército chileno y que si su hija había rechazado la oferta se había debido a la necesidad que sentía por conocer la tierra de sus mayores, ya que la madre, que casualmente llevaba el mismo apellido, procedía también del Concejo de CALUAR y era también emigrante, aunque no por razones políticas sinó estrictamente económicas.
-De las posteriores conversaciones sostenidas con él era fácil colegir que ideológica y políticamente se encontraba más cerca de Pinochet y de Blas Piñar que de Enrique Tierno Galván y de Felipe González, lo que vino a suponer un valor añadido a los ojos de CeGePe.
-Insistió en que podía echarles una mano desinteresadamente porque disponía de mucho tiempo y no necesitaba un empleo remunerado porque “tenía resuelto el asunto económico”.
-Añadió que era especialista en cajas de cambio automáticas de automóviles y que, porque se lo había ofrecido graciosamente, necesitaría un lugar en el que pudiera reparar la avería de la del coche Mercedes de un amigo emigrante como él que había retornado desde Chile para trabajar en Alemania.
-Porque se estaba dilatando excesivamente aquella conversación que tenía mucho más de monólogo que de diálogo, EmeA sugirió que se fueran a tomar un café a un Bar cercano, y allí se despidieron sin contraer ningún compromiso.
-CeGePe guardó el automóvil en la nave y se fue a su casa en el Bus municipal y en el correspondiente, en dirección opuesta, se desplazó EmeA quien, al llegar al hostal algo más de una hora después, hubo de responder a una llamada telefónica de su socio.
-A pesar de que habían quedado para verse en la nave a las ocho de la mañana del día siguiente, le dijo que había decidido comentarle, para que lo fuera pensando, que durante el viaje a su casa había ido dándole vueltas a la posibilidad de utilizar los conocimientos de EmeUve, si es que no tenía nada que objetar, y que podían “probar” con los automóviles adquiridos en el Parque Móvil.
-Habían decidido aprovechar el ofrecimiento de EmeUve pero CeGePe no estaba dispuesto a dar el primer paso porque estimaba que “debilitarían” su posición, y pendientes de que aquél apareciera por la nave como en las ocasiones anteriores, se dedicaron a organizar algunos bienes que habían vendido apoyados en los anuncios de un periódico especializado gratuito, y cuyos compradores estaban citados para aquella misma mañana.
-Resultó un día redondo. Llegaron los interesados en los bienes comprometidos y, además de adquirir los bienes previstos, compraron y se llevaron varias máquinas más.
-Para celebrarlo se fueron a almorzar a un pequeño restaurante cercano en cuya cantina habían estado un mes antes preguntando si alguien sabía que hubiera locales o naves en alquiler en la zona, y que resultó como de la propiedad de un paisano de GANCASDELENE.
-Identificándose, comentó que allí iban muchos paisanos y, entre ellos, uno que ya se conocía como el “chileno” y que solía ir por allí a jugar la partida al dominó, después de comer.
-Acabado el almuerzo fueron a tomar el café a la barra de la tasca y antes de concluir, efectivamente, llegó EmeUve.
-CeGePe le dijo que querían hablar con él para lo que quedaron citados en la nave sobre las cinco de la tarde, cuando hubiera terminado la partida con sus amigos.
-Partiendo de la prudente afirmación de que la nave era únicamente un depósito para los bienes que trapicheaban y que carecían por tanto de herramientas idóneas para reparar automóviles o cualquier otra máquina, le dijeron que si colaboraba con ellos en el entretenimiento de algún automóvil o maquinaria, le permitirían que utilizara el lugar, mientras estuvieran presentes, para reparar la caja de cambio del automóvil de su amigo, siempre que los útiles e instrumentos necesarios los proveyera él.
-Aceptó y cuando les pareció oportuno le dijeron que habían adquirido los cuatro automóviles en el P.M.M. y que, para venderlos, tendrían que reparar algunos “detalles” de apariencia.
-Antes de que llegaran a proponérselo EmeUve, voluntarioso, se brindó a revisárselos sin cargo alguno, más allá de lo que supusiera sustituir algún componente o que tuvieran que invertir en pintura, aparejo y similares, lo que llevó a cabo en los días sucesivos con total eficacia derivada de la gran profesionalidad que demostraba.
-Se vendieron tres de ellos en TURIASAS en muy buenas condiciones y el cuarto, se dejó, en principio, como auxiliar del negocio para que CeGePe no se viera impelido a utilizar constantemente el suyo, un MG que, antes de que EmeUve empezara a ocuparse de él, pasaba más tiempo en el taller que dando el necesario servicio, ya que si no fallaban las transmisiones era el cambio de marchas o el embrague, o todas las cosas a la vez.

…que de la otra me libro yo.

* * *






XIII(5)

El real…

-EmeUve reparó satisfactoriamente la caja de cambio del automóvil de su amigo “hispano-chileno-alemán” que resultó un magnífico conversador y que casi constantemente y como arrobado por los méritos que apreciaba en el experimentado y hábil mecánico, corroboraba la gran influencia que tenía con los Altos Mandos del Ejército chileno.
-Siempre que la conversación derivaba hacia los acontecimientos y las vivencias experimentadas por ambos en aquel País, decía no entender por qué la hija de EmeUve, que según él mostraba un acendrado espíritu castrense, había rechazado el ofrecimiento para incorporarse al Ejército de Pinochet.
-EmeUve, que tampoco mostraba interés alguno por ocultarlo, fue explicando “por entregas”, a raíz de los comentarios de su amigo, que su hija, que gozaba de la doble nacionalidad, cumpliendo una aspiración que se había propuesto dos años antes al terminar la carrera, había visitado la patria de sus padres, que consideraba también la suya, aunque sin ánimo alguno de quedarse en España.
-En un MADRID deslumbrante, se topó con una antigua amiga y compañera de Universidad que le propuso que montaran en sociedad una Perfumería asegurándole que era un gran negocio.
-Con los recursos que le transfirió su padre, se instalaron ambas amigas en una galería comercial próxima al Estadio Santiago Bernabéu que durante algún tiempo prometía un indiscutible éxito pero que, empezó a fallar desde el momento en que la socia retiraba más dinero del que el negocio podía soportar mientras casi continuamente viajaba por toda España con cargo a la caja, so pretexto de buscar nuevos espacios para expandir la naciente empresa.
-Derivó en la necesidad de disolver la sociedad entre ellas, y su hija decidió comprarle la parte de su amiga con más recursos que le facilitó su padre desde Chile.
-Por aquellas fechas, su único hijo varón que residía en los Países Bajos, sufrió un accidente de automóvil que le produjo una paraplejia que lo postró en la cama de una Clínica especializada de AMSTERDAM con muy escasas esperanzas de rehabilitación.
-Con la nostalgia a flor de piel y los dos hijos en Europa; la una enterrando dinero en un negocio condenado al fracaso y el otro en las condiciones mencionadas, EmeUve decidió vender sus propiedades y el negocio de reparación de automóviles que explotaba en Santiago de Chile y con su esposa, se trasladaron definitivamente a España.
-Ya en MADRID, y con el asesoramiento debido, decidieron que su hija cerrara la Perfumería ya que no aparecía ningún candidato al que traspasar el negocio y no podían soportar los gastos generales y la renta del local, y se dedicara a la confección de prótesis dentales, actividad para la estaba especialmente dotada y que ya no abandonaría.
-En muy poco tiempo, en la medida en que se incrementaba la confianza entre los socios y EmeUve, éste fue haciéndose un “hueco” en la nave-almacén que en cierto sentido iba tomando la apariencia de nave-taller, donde primero llevó a reparar el horno auxiliar de las labores de confección de las prótesis, encontrándole luego un sitio estable.
-Por encargo de un taller mecánico vecino que no estaba capacitado para hacerlo y al precio que demandó EmeUve, durante el primer mes de “colaboración”, con la puerta de la nave cerrada y aunque los socios tuvieran que ausentarse, reparó dos cajas automáticas más utilizando las herramientas que aquél le proporcionó.
-Una mañana CeGePe, estando presente EmeUve, le dijo a su socio que había adquirido con JotaErre el compromiso de recoger, hasta que encontrasen un lugar idóneo, porque tenían que abandonar el lugar que ocupaba hasta entonces, diversas herramientas de un amigo de aquél, para lo que necesitaba la ayuda de ambos, o tendría que pagar, junto con el transporte adecuado, la mano de obra de un par de personas que le ayudaran.



-Se trataba de un torno marca EMCO de 50 centímetros entre puntos; una fresadora adaptable al mismo torno con todo su utillaje; un taladro múltiple de precisión de sobremesa; una cizalla para chapa de un metro de boca; dos bancos metálicos de trabajo con sendos tornillos de presión; una máquina eléctrica de soldar con electrodos; un equipo de emergencia de soldadura y corte a la autógena con dos mini botellas vacías; una máquina eléctrica de soldar chapa por puntos; una plegadora de chapa de hasta tres milímetros de espesor y un metro de boca; un esmeril; dos pies de rey de precisión; un micrómetro de precisión; un juego de calibradores de interiores de precisión; varios juegos de llaves fijas, de tubo y de estrella; un juego de llaves ALLEN; un juego completo de granetes y otro de botadores marca FACOM. Diversos destornilladores de boca plana y de boca americana; tres puentes de sierra manuales para metal de la misma marca; dos portalámparas portátiles con cable y un lote de tornillos, tuercas, arandelas, etc., de diversos materiales, pasos y calibres.
-A cambio del favor y del coste del transporte, podrían utilizar todos estos medios si los necesitaran, lo que vino a derribar cualquier oposición posible pues, ciertamente, si no todos, la mayoría de los medios podían resultar muy útiles en muchos casos, máxime porque se podía contar con EmeUve, y así lo hizo saber, que era un experto tornero- fresador y un eficaz soldador con la eléctrica y la autógena.
-Estas capacidades del emigrante desquiciaban a CeGePe hasta el punto de que su tartamudez se convertía en una comprometida y vergonzante alalia delatora. No obstante, iba tragando su ira porque valoraba las ventajas materiales y económicas que suponían poder aprovechar aquella voluntad y el desinterés económico en su propio beneficio.
-En los primeros dos meses en que EmeUve colaboró con los socios, además de las restauraciones de las cajas de cambio automáticas y los trabajos auxiliares relacionados con el tema de las prótesis dentales, reparó el coche de CeGePe (por diversas averías), rehabilitó los automóviles adquiridos en el P.M.M., ayudó a transportar las máquinas y herramientas inventariadas y colaboró con EmeA en el blindaje de seis puertas del edificio en el que se iniciaba como “cerrajero” a cambio, únicamente, del almuerzo, de los cafés y poco más, y ello cuando no se encontraban en la nave-taller pues, en caso contrario, iba a comer a su casa.
-Cuando fueron a recoger las herramientas ubicadas en un pequeño local sito en un edificio en forma de corrala con acceso por la calle PELAGICUS, se encontraron con que, en la puerta, aún había restos de los precintos ordenados por el correspondiente Juzgado Penal que entendía sobre los presuntos delitos cometidos por el titular de la lonja.
-Siempre desde la información que les facilitó CeGePe y que no correspondían cronológicamente, al ser moderadamente increpado por su socio por los riesgos de verse implicados en las causas que dieran lugar al procesamiento del dueño de las máquinas, conocieron que se trataba de EmeEse-CeCe al que, conforme denunciara la Prensa en diversas ocasiones, se le atribuía, entre otras cosas, la jefatura de los “GCR”.
-Añadió que, si bien era cierto que había estado cumpliendo prisión preventiva en la cárcel de Carabanchel acusado de haber montado con aquellos medios una fábrica de armas, y de que sin haberla cumplido se le acumuló la acusación de formar parte del complot que asesinó a los Abogados laboralistas de la calle de Atocha, había sido juzgado por ambos procesos y había resultado absuelto.
-Dijo que la causa fundamental por la que su dueño quería trasladar las máquinas, se amparaba en la convicción de que, después de haber sido aireado a los cuatro vientos con todo lujo de detalles, cuántas y cuáles eran y dónde se encontraban, estaban a disposición de cualquier grupo de vándalos y/o ladrones, y/o de sus enemigos políticos que, al parecer no eran pocos.
-Emplearon prácticamente toda una tarde para desmontar, cargar y descargar el lote de bienes y, por falta de tiempo, tuvieron que conformarse con dejarlo recogido todo en su nave-taller donde, un par de semanas más tarde procederían (EmeUve y EmeA), al montaje y puesta en funcionamiento de todas ellas.
-A través del reclamo que supone el “boca a boca”, recibieron el encargo de blindar otras dos puertas en el mismo edificio y, antes de que hubieran concluido el trabajo, llegó CeGePe que portaba el compromiso de blindar las puertas de la vivienda que unos parientes suyos poseían en un edificio próximo a la calle PONZANO donde, el inmediatamente anterior fin de semana, mientras la familia se encontraba en su chalet de la sierra, había sido desvalijado por varios sujetos (aquel descalabro no podía ser causado por uno solo), produciendo destrozos inútiles en el mobiliario y otros elementos de la decoración y en diversas obras pictóricas, salvándose milagrosamente un “RIBERA” que al abrir la puerta del despacho principal quedaba casualmente camuflado.
-Esta familia era propietaria de una empresa Editorial dedicada fundamentalmente a la publicación de ejemplares de tirada numerada y controlada, y que producía en las instalaciones que poseía en unas naves construidas en el patio de manzana, comunicadas con un local comercial en el que exponía y vendía sus productos.
-Sin que EmeA llegara nunca a comprender las causas de aquel “misterio”, CeGePe, como en el caso de la amiga a la que le blindaron las puertas de su casa, puso la condición de que sus parientes no podían saber por ningún motivo, que tenía intereses económicos en el trabajo.
-Presentó a EmeA como un profesional amigo y paisano y a EmeUve como su colaborador, y él se mantuvo en un segundo plano representando de modo sobreactuado un papel de celador poco o nada creíble.
-Adquirieron y prepararon las láminas metálicas para el blindaje y los elementos para la terminación de ambas puertas ya que, para entonces, habían mejorado mucho la presentación de sus trabajos que incluían el blindaje y refuerzo de los cercos y que entregaban esmaltando o barnizando los paneles de decoración, de lo que se ocupaba con excelente factura el propio EmeUve.
-A partir de aquella obra recibieron el encargo del blindaje y decoración de las puertas de al menos diez viviendas en el mismo edificio y otras muchas en diversos inmuebles para parientes o amigos de los clientes, lo que supuso eso que eufemísticamente se llamaría “carga de trabajo” y que no era otra cosa que compromisos para varios meses.
-Tenían todo preparado para iniciar el blindaje inmediatamente pero no pudieron iniciarlo hasta el jueves de la semana siguiente ya que ese mismo fin de semana se fueron a VIAPRA a llevar los automóviles que los compradores reclamaban a CeGePe y cuya entrega no permitía más demora.
-Viajaron el sábado conduciendo un coche cada uno, pernoctaron en TURIASAS y el domingo EmeA y EmeUve retornaron a Madrid en un autobús de la Empresa ALSA dejando a CeGePe para hacer la entrega de los coches y para recibir el importe de las ventas.
-No empezaron el blindaje de las puertas de los “Impresores” hasta el regreso de CeGePe porque quería estar presente para mantener bajo su inmediato control todo lo que aconteciera en la casa de sus parientes.
-Cuando estaba prácticamente concluido el trabajo, y porque alguna noción tenían de que su pariente se movía en el mundo de las subastas, le hicieron saber que el local contiguo al suyo que se encontraba embargado, salía a subasta en un determinado Juzgado de Primera Instancia de Madrid y que, porque les interesaba, y si podían adquirirlo dentro de una determinada cantidad, estaban dispuestos a abonarle un millón de pesetas de comisión por su colaboración.
…al oficial.

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